Páginas

Cádiz, descubre la magia de la Costa de la Luz



Los atardeceres, llenos de magia con el sol ocultándose en el mar y tiñendo de rojos y dorados el paisaje, suponen uno de los reclamos más llamativos de esta cautivadora zona del sur. Pero no es lo único que ofrece al viajero. La Costa de la Luz gaditana atesora numerosas huellas de un pasado convulso y rico, la herencia de los múltiples pueblos que pasaron por estas tierras asomadas al océano. 

Pequeños y bonitos pueblos con sabor marinero, callejuelas serpenteantes con claro sabor árabe, playas paradisiacas y calas recoletas, imponentes castillos, tabernas cargadas de historia y selectas mesas donde los pescados adquieren un protagonismo especial. Para descubrir esta zona lo mejor es seguir una ruta por la costa adentrándose hacia el interior en algunas ocasiones para descubrir pueblos que atisban el mar en la lejanía. 

El punto de partida perfecto es Tarifa, la ciudad del viento, un paraíso para los amantes del surf, el windsurf y el kitesurf que encuentran en la playa de los Lances su santuario. 



Entre las callejas de la parte antigua de Tarifa se respira el contraste del pasado fenicio, romano y árabe con un presente con estilo surfero. Merece la pena visitar el castillo de Gúzman el Bueno, del siglo X, testigo de los enfrentamientos entre árabes y cristianos. Desde Tarifa, resulta fácil la visita al parque de los Alcornocales, para conocer una de las mayores reservas de alcornoques del mundo. Siguiendo la costa, resulta imprescindible parar y darse un chapuzón en la célebre playa de Bolonia, y visitar las ruinas de la antigua ciudad romana Baelo Claudia (del s. I). 



La siguiente etapa de la ruta lleva al viajero a Zahara de los Atunes, un bonito pueblo de pasado marinero en el que probar el exquisito pescado que da nombre a la población. Restaurantes hay muchos, pero Casa Juanito, fundado en 1948 nunca decepciona. A unos pocos kilómetros, se encuentra la harmosa playa de los Alemanes, llamada así desde que hace décadas los primeros turistas teutones se instalaron aquí.
En pocos minutos se llega a Barbate, un pueblo que, aunque ya no vive solo de la pesca, congrega cada año a centenares de visitantes que desean ser testigos de la pesca del atún con almadraba, una técnica milenaria que se remonta a los fenicios. Y no se puede pasar por esta localidad sin probar este manjar que aquí saben preparar como nadie. 

 A pocos kilómetros está Caños de Meca, un destino en auge donde visitar la playa del Palmar y, por supuesto, el cabo Trafalgar que ofrece una de las puestas de sol más bellas de todo el litoral. Hacia el interior, Vejer de la Frontera, encaramada en lo alto del monte, espera al viajero con sus encantadoras callejuelas empinadas y su soberbio castillo Moro, reconstruido en el siglo XV. 



De camino a Cádiz merece la pena parar en la playa de la Barrosa, en Chiclana, en la isla de Sancti Petri y en San Fernando. Ya en la capital, no se puede dejar de visitar su grandiosa catedral, mezcla de estilos barroco, rococó y neoclásico, la playa de La Caleta, la plaza de San Antonio, el casco antiguo, el baluarte de la Candelaria y el popular barrio de la Viña, ideal, junto con el barrio del Pópulo, para salir de tapas.

Fuente: Race